NOTICIA 500
Elogio de la rigidez. ADELANTE LA FE. Por Antonio Caponnetto. 02ago22. https://adelantelafe.com/elogio-de-la-rigidez/
Resumen:
A raíz de una carta que un sacerdote argentino escribe a Francisco referente al cierre del seminario en San Rafael, responde que el problema central es la rigidez en la formación de los sacerdotes. Sus palabras son: "La rigidez no es un don de Dios, la mansedumbre sí; la bondad sí; la benevolencia sí, el perdón sí, ¡pero la rigidez no!"
Antonio Caponnetto responde haciendo un elogio de la rigidez, y pone como prueba tres argumentos: 1) el hombre que clama contra la rigidez no cesa de ser el jefe cruel y alevoso de una estructura de agarrotamiento, punición y dureza contra todos aquellos a quienes considera sus contradictores. 2) Lo que Jorge Mario declama abominar es exactamente lo mismo que él hace, pero con una diferencia capital: su rigidez es contra los católicos, apostólicos y romanos; a los que no pierde ocasión de zaherir, destratar y humillar. 3. Hay una rigidez que enaltece, salva y honra, y una elasticidad que abaja, homologa, desjerarquiza, basurea y mezcla. Una rigidez que es la letra o la norma que mata al espíritu; y una rigidez que es la firmeza de plantarse entero cuando quieren atropellar, por caso, la Eucaristía. Sobre todo, cuando los atropelladores son los mismos que deberían estar dispuestos a morir y a matar por su defensa. En síntesis, una rigidez virtuosa y otra viciosa.
COMENTARIO
Los ataques de Francisco a los "rígidos" ha sido una constante en sus discursos e intervenciones durante este último año. Pero, ¿qué quiere decir con la expresión "rigidez"? ¿Quiénes son los rígidos?
Rigidez para Beergoglio es la resistencia de los católicos que no quieren cambiar la doctrina en temas de moral y dogma, que no quieren adaptarse a la iglesia de nuestro tiempo, que siguen soñando en el pasado previo al Concilio Vaticano II. Es decir, lo rígidos son los tradicionalistas.
- Antonio Caponnetto hace una crítica directa y certera sobre el concepto de rigidez de Francisco. Concluye que si hay alguien rígido en el Vaticano, es Bergoglio. Tiene sus propias ideas, poco comparte con sus miembros de la curia y simplemente ordena, y pide rígidamente que se le obedezca.
- Caponnetto también advierte de una rigidez virtuosa y otra viciosa. La rigidez viciosa se caracteriza por aferrarse a cosas sin sentido, por no dejar la "zona de confort", simplemente porque "así se ha hecho siempre". Si solo a eso se refiriera Francisco, estaríamos de acuerdo. Pero hay una rigidez virtuosa, que se manifiesta por mantener intacto el depósito de la fe, la doctrina que nos enseñó Nuestro Señor Jesucristo, que ha sido resguardada por veinte siglos por la Iglesia; por mantener el ideal cristiano de la familia y la sociedad. Y es por ello los "rígidos" se oponen al aborto, a los matrimonios homosexuales, a la profanación de la Eucaristía y a los cambios esenciales la liturgia, pues se han realizado reformas a los sacramentos y sobre todo, en la Santa Misa. Cualquier cristiano con un poco formación religiosa sabe que los cambios en la forma (las palabras que dice el sacerdote) en que se administran los sacramentos y en la Santa Misa, especialmente en la consagración, pueden invalidarlos.
En estos tiempos y sobre estos temas, la defensa de la fe no solo es una rigidez virtuosa, sino que además lo es en grado heroico.
- En el mundo hay muchas cosas que cambian, como las sociedades, la ciencia y la tecnología, las costumbres, etc; unos cambios para bien, otros no. Pero hay cosas que no cambian. Los principios filosóficos relativos al ser no cambian; los axiomas presentes en las ciencias formales, tampoco, la ley natural que fundamenta la moral (los mandamientos), también persiste, pues está grabada en la conciencia del hombre. Pero, aunque todas esas cosas llegasen a cambiar, hay verdades eternas que jamás se modificarán. Son las verdades que nos ha enseñado Dios a través de la historia, y Cristo, en los evangelios. Son verdades reveladas que no pueden cambiar: "El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán". (Mt. 24,35) Estas verdades están contenidas en la Doctrina Cristiana, y han sido enseñadas como verdaderas por siglos.
Pero la corriente modernista insiste en que los dogmas deben adaptarse a los tiempos. Esto es falso. Esta herejía ya fue condenada como tal por San Pío X. Los dogmas no evolucionan: permanecen inalterables. No es la iglesia la que tiene que ajustarse al mundo, es el mundo el que tiene que reconocer a Cristo como su Rey, y vivir como Él nos enseñó.
La iglesia vaticana está comprometida con el mundo, actúa como si nunca hubiera enseñado que el mundo es enemigo del alma, con sus honores, riqueza, poder, y todas sus perversiones y banalidades. Cierto que la Iglesia está en el mundo, pero con su vista puesta en la eternidad. Sabemos que el paso por esta vida y este mundo es solo eso, tránsito, pero nuestra verdadera patria es el cielo.
- Bienvenida esta reflexión de Antonio Caponnetto, que nos recuerda que debemos ser rígidos en materia de fe. No podemos cambiar el tesoro celestial por espejitos y baratijas del mundo. El católico debe conocer su fe y estar dispuesto a defenderla. Antes ya nos lo había recordado con uno de sus mejores libros: "El deber cristiano de la lucha".