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18.01.2023

León XIII y la oración a San Miguel Arcángel. DUC IN ALTUM. Por Aldo María Valli. 26dic22. https://www.aldomariavalli.it/2022/12/26/leone-xiii-e-la-preghiera-a-san-michele-arcangelo/ 

Resumen:

En 2023 se cumplirán ciento veinte años de la muerte del Papa León XIII (Vincenzo Gioacchino Raffaele Luigi Pecci, Carpineto Romano, 2 de marzo de 1810 - Roma, 20 de julio de 1903). Habrá una manera de recordar la figura y obra de ese pontífice, más conocido por la encíclica Rerum novarum de 1891. Aquí, al comienzo del nuevo año, queremos recordar un episodio de la vida del Papa Pecci y la oración escribió.

El 13 de octubre de 1884, León XIII tuvo una visión. Después de celebrar la Santa Misa, mientras conversaba con unos cardenales en la capilla privada del Vaticano, se detuvo de repente al pie del altar y en su rostro apareció una expresión de horror. Después de unos momentos, habiéndose recuperado, hizo un gesto con la mano y se fue a su estudio.

Interrogado por los cardenales que se le unieron, respondió que había visto y oído cosas "terribles" y se encerró en su estudio. Luego, más tarde, explicó que había visto demonios y podía escuchar sus susurros. Palabras espantosas, blasfemias, vilipendios. Escuchó a Satanás desafiar a Dios diciendo que si se le diera tiempo y poder, llevaría al mundo entero al infierno y destruiría la Iglesia. Cien años, esto fue lo que Satanás pidió para hacer su obra. Entonces el Papa vio a San Miguel Arcángel arrojando a Satanás y sus legiones al abismo.

León XIII llamó al secretario de la Congregación de Ritos y le entregó una hoja. Encima había escrito una oración. La orden era enviarla a los obispos de todo el mundo: la oración debía ser recitada después de cada Misa.

Y aquí está el texto.

Sancte Miguel Arcángel, defende nos in proelio;

contra nequitiam et insidias diaboli esto praesidium.

Imperet illi Deus, suministra deprecamur:

tuque, Princeps militiae caelestis,

Satanam aliosque espíritus malignos,

qui ad perditionem animarum pervagantur in mundo,

virtud divina, en infernum detrude.

Amén.

San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio. Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde súplica. Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial, con el poder que Dios te ha conferido, arroja al infierno a Satanás, y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén.

Aunque ya no es obligatorio, nadie prohíbe recitar esta oración después de la Santa Misa como se hacía antes del Concilio Vaticano II.

COMENTARIOS 

Los ángeles son espíritus puros[1]; no son cuerpos ni están hechos para unirse a ningún cuerpo. Cómo todos los espíritus, están dotados de inteligencia y voluntad. Son superiores al hombre, poseen un conocimiento más perfecto y son inmortales. Dios los creó con un doble fin: para que eternamente le alaben y le bendigan y para que le sirvan como ejecutores de sus órdenes. La palabra ángel quiere decir mensajero.Debido precisamente a que se les concedió inteligencia y voluntad, algunos se rebelaron contra Dios "por soberbia, pretendieron ser iguales a El e independientes, y por este pecado fueron desterrados para siempre del paraíso y condenados al infierno.[2]" Lucifer, cuyo significado literal es "portador de la luz" o "luz bella", fue el líder de los ángeles rebeldes. A partir de entonces se le llama Satanás o Diablo.

El capitán de los ejércitos celestiales fue el Arcángel San Miguel, que venció al demonio y sus seguidores y los arrojó a las llamas del infierno.

Los demonios odian a Jesucristo por muchas razones: La más importante, tiene que ver con el misterio de la Redención, ya vino a rescatar al mundo de sus garras, pagando a Dios el precio de nuestra salvación con su Sangre. Pero también se dice que se opusieron -por envidia- a la creación del hombre, que sería dotado también de inteligencia y voluntad; pero sobre todo, porque enterados de que el Hijo de Dios se encarnaría, se haría hombre -sin dejar de ser Dios-, tendrían que adorarle, a pesar de su naturaleza humana, la cual consideraron indigna, inferior.

El odio al hombre es porque fue hecho a imagen y semejanza de Dios, y eso le recuerda su derrota, pero especialmente, porque el hombre tiene la posibilidad de gozar de la vida eterna, lo cual los demonios ya no pueden; perdieron el cielo para siempre.

La visión de S. S. León XIII sin duda fue aterradora. El diablo pidiéndole a Dios que le dejara actuar durante cien años para demostrarle que los hombres no permanecerían fieles a su Creador. Por eso fue que inmediatamente recurrió al vencedor de Satanás, a San Migue Arcángel, para pedirle su protección y a obligar el regreso de los demonios al infierno. Y ordenó que al final de todas las misas, se rezara la oración que él escribió a San Miguel Arcángel con este fin.

Resulta evidente que después del Concilio Vaticano II, en la nueva misa, se suprimió esta poderosa oración. Solo continúa rezándose en la Misa tradicional, en el Rito Tridentino.

Esta oración es un verdadero exorcismo, que aleja a los demonios. Su rezo diario y frecuente es una recomendación para alejar de nosotros la influencia de Satanás y resistir a las tentaciones que nos pone a cada paso,


[1] Faria, R. 1942. Curso Superior de Religión. Bogotá. Librería Voluntad. Pp. 78-79

[2] Catecismo Mayor Prescrito por San Pio X el 15 de julio de 1905. https://sfe987dfc16331f95.jimcontent.com/download/version/1557185351/module/8033351163/name/Catecismo_SanPioX.pdf 


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