NOTICIA COMENTADA 537
Desatanizar a Satán o Diablo. RELIGIÓN DIGITAL. Por Leonardo Boff. 20oct22. https://www.religiondigital.org/leonardo_boff-_la_fuerza_de_los_pequenos/Desatanizar-Satan-Diablo_7_2498220159.html
Resumen:
Ese término Satán (en hebraico) o Diablo (en latín) ha ido adquiriendo muchos significados, positivos y negativos, a lo largo de la historia. Esto ocurre en muchas religiones especialmente en las abrahámicas (judaísmo, cristianismo e islamismo).
No obstante, debemos decir que nadie ha sufrido tantas injusticias y ha sido tan "satanizado" como el mismo Satán. Al principio no fue así. Por esta razón es importante recordar brevemente la historia de Satán o del Diablo.

Él se cuenta entre los "hijos de Dios" al igual que los demás ángeles, como se dice en el libro de Job (1,6). Está en la corte celestial; por lo tanto, es un ser de bondad. No es la figura mala que adquirirá más tarde. Pero recibió de Dios una tarea inusitada e ingrata: debe poner a prueba a las personas buenas como Job que es "un hombre íntegro, recto, temeroso de Dios y alejado del mal"
En los textos judaicos tardíos, a partir del siglo II, especialmente en el libro de Henoc se elabora la saga de la revuelta de los ángeles dirigida por Satán, ahora llamado Lucifer, contra Dios. Se narra la caída de Lucifer y cerca de un tercio de los ángeles que le siguieron y acabaron siendo expulsados del cielo.
Surge entonces la pregunta: si fueron expulsados, ¿dónde los ponemos? Ahí se hizo uso de la categoría del infierno: del fuego ardiente y de todos los horrores.
La categoría del infierno y de la condenación eterna fue determinante en la conversión de los pueblos originarios de América Latina y de otros lugares de misión, produciendo miedo y pánico. Sus antepasados, se les decía, por el hecho de no haber sido cristianos, están en el infierno. Y se argumentaba que si ellos no se convertían y no se dejaban bautizar conocerían el mismo destino.
Dios no puede perder nunca a ninguna criatura, por más perversa que sea. Si la perdiese, aunque fuera una sola, habría fracasado en su amor. Y eso no puede suceder.
COMENTARIOS
¡Lo que nos faltaba! Esta nueva iglesia nos ha estado repitiendo que lo que antes era bueno, ahora ya no lo es, y a la inversa. Pero el colmo es ahora tratar de convencernos de que el príncipe de este mundo, la encarnación del mal, la soberbia personificada en el ¡no te serviré!, el mentiroso y pervertidor de los hombres, ahora resulta que no es malo, que está con Dios y sus demás ángeles.
Esta es una completa y compleja herejía, pues supone el concurso de otros errores mayúsculos. Si así fuera, serían innecesarios la Encarnación y la Redención, la existencia del infierno y su eternidad, y tendríamos que negar la profecía del Génesis que anticipa que una Mujer aplastará la cabeza de la serpiente. Es decir, tenemos que aceptar, o que todos estamos salvados, o que el cielo y el infierno no existen.
El autor de este artículo es Leonardo Boff, un exsacerdote franciscano, amigo y asesor de Francisco, coautor -en buena parte- de su Encíclica "Laudato si". Ecologista, evolucionista en la línea de Teilhard de Chardin, y uno de los principales representantes actuales de la Teología de la liberación.
Veamos algunos puntos:
- Efectivamente, Dios creó a los ángeles y a todas sus creaturas buenos. Así lo dice el Magisterio de la Iglesia:
"Porque el diablo y demás demonios, por Dios ciertamente fueron creados buenos por naturaleza; mas ellos, por sí mismos, se hicieron malos"[1]
Tal como lo explica el texto, fueron creados buenos, pero, por decisión propia, se hicieron malos. Pero hay algo más. Su pecado es de carácter irrevocable. Es decir, ya no se pueden arrepentir y por lo mismo, ya no se les puede perdonar.
El Catecismo de la Iglesia Católica[2] lo explica:
392 La Escritura habla de un pecado de estos ángeles (2 P 2,4). Esta "caída" consiste en la elección libre de estos espíritus creados que rechazaron radical e irrevocablemente a Dios y su Reino. Encontramos un reflejo de esta rebelión en las palabras del tentador a nuestros primeros padres: "Seréis como dioses" (Gn 3,5). El diablo es "pecador desde el principio" (1 Jn 3,8), "padre de la mentira" (Jn 8,44).
393 Es el carácter irrevocable de su elección, y no un defecto de la infinita misericordia divina lo que hace que el pecado de los ángeles no pueda ser perdonado. "No hay arrepentimiento para ellos después de la caída, como no hay arrepentimiento para los hombres después de la muerte" (San Juan Damasceno, De fide orthodoxa, 2,4: PG 94, 877C).
Es una verdad revelada, un dogma: el diablo está condenado para siempre y no puede arrepentirse.
- Ahora resulta que -en la opinión de Boff- el culpable de la satanización de Satán es Dios, por haberle encomendado la ingrata tarea de poner tentaciones a los hombres, para ver si le son fieles. ¡Increíble! Es tanto como afirmar que un violador nos es realmente culpable de su delito; el problema es que se encontró con una jovencita hermosa.
No. el demonio es un ser poderoso que odia a Dios y a sus creaturas, los hombres. Dice Faria[3] que los demonios procuran nuestro mal:
a) Por odio a Dios, cuya imagen ve en nosotros, b) Por odio a Cristo, cuya muerte nos rescató de su poder, c) Por envidia a nosotros, pues Dios nos destinó a ocupar los puestos que ellos perdieron en el cielo.
- Boff justifica la predicación sobre el diablo y el infierno en una supuesta "pedagogía del miedo". Según él, los misioneros inspiraban el terror en los infieles hablándoles del infierno y la condenación eterna, a fin de que se convirtieran.
Esto es falso. Siempre se ha afirmado, en primer lugar, el amor de Dios a sus creaturas, pero también el santo temor al pecado y al infierno. Los evangelizadores no hablaban a los indígenas del diablo para infundir temor o miedo, y con ello convertirlos, sino que lo hacían para afirmar una verdad de nuestra fe y para prevenirles de una futura desgracia.
Bien dicen que la mejor estrategia del demonio es hacer pensar a las personas de que no existe.
PD. Nos llama la atención uno de los comentarios que uno de los lectores hace en la página donde aparece la noticia:
VicenteR • hace 4 días
Es lógico que un hijo
de Satanás salga en defensa de su padre. He aquí un ejemplo.
[1] Denzinger, E. 1963. IV Concilio de Letrán. De la fe católica. Magisterio de la Iglesia. Barcelona. Herder. D-428.
[2] Catecismo de la Iglesia Católica. Primera parte. La profesión de la fe. https://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p1s2c1p7_sp.html
[3] Faria, R. 1955. Curso superior de religión. Bogotá. Librería Voluntad.