NOTICIA 526
LA CEREMONIA LA PRESIDIÓ EL GRAN MAESTRO DEL GRAN ORIENTE DE ITALIA. El obispo de Terni inaugura una casa masónica y su diócesis ataca a los fieles que le critican. INFOCATÓLICA. 06oct22. https://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=44580

Resumen:
El 27 de septiembre, el Gran Oriente de Italia (GOI) inauguró una nueva casa en la ciudad de Terni. En el acto participaron varios líderes masónicos italianos, el alcalde Leonardo Latini, el prefecto Giovanni Bruno y, para escándalo de los que permanecen fieles a Cristo y la fe católica, el obispo de Terni-Narni-Amelia, Mons. Francesco Antonio Soddu.
El prelado no solo intervino en el acto mismo de cortar la cinta de entrada al recinto masónico, sino que pronunció unas palabras de agradecimiento por la invitación al acto, indicando que espera iniciativas como ésta puedan fomentar el diálogo entre realidades diferentes, superando los prejuicios.
Ante el escándalo producido entre los fieles, la diócesis italiana les ha acusado de entender e interpretar mal a propósito el gesto del obispo, cuando sólo está dando "testimonio de fidelidad al Evangelio y a la Iglesia, especialmente en este momento del camino sinodal que la caracteriza".
La masonería y la fe cristiana son irreconciliables
Es bien sabido que la Iglesia Católica ha condenado a la masonería en todas las ocasiones en que se ha referido a la misma. Por ejemplo, la Congregación para la Doctrina de la Fe publicó, el 26 de noviembre de 1983, una Declaración sobre las asociaciones masónicas en la que aseguraba que
«...no ha cambiado el juicio negativo de la Iglesia respecto de las asociaciones masónicas, porque sus principios siempre han sido considerados inconciliables con la doctrina de la Iglesia; en consecuencia, la afiliación a las mismas sigue prohibida por la Iglesia. Los fieles que pertenezcan a asociaciones masónicas se hallan en estado de pecado grave y no pueden acercarse a la santa comunión».
COMENTARIOS
"El que no está conmigo, está contra Mí, y el que no recoge conmigo, desparrama." (Mt. 12, 30)

La masonería ha sido condenada repetidamente por la Iglesia, sobre todo por medio de sus legítimos Pontífices. León XIII ratificó su condena en nada menos que cuatro Encíclicas, más algunos otros documentos emitidos por el Santo Oficio, en su momento encargado de guardar la pureza de la Doctrina. Citado por Denzinger[1], dice con toda claridad:
"Nadie piense que le es lícito por causa alguna dar su nombre a la secta masónica, si tiene la profesión de católico y la salvación de su alma en la estima, que debe tenerla...más como la razón y causa toda de la secta está en el vicio y la infamia, justo es que no sea lícito unirse con ellos o de cualquier modo ayudarlos.
"...a fin de que no haya lugar a error cuando haya de determinarse cuáles de esas perniciosas sectas están sometidas a censura, y cuáles sólo a prohibición, cierto es en primer lugar que están castigados con excomunión latae sententiae, la masónica y otras sectas de la misma especie que... maquinan contra la Iglesia o los poderes legítimos, ora lo hagan oculta, ora públicamente, ora exijan o no de sus secuaces el juramento de guardar secreto".
Si aplicamos la regla, el obispo Francesco Antonio Soddu, está fuera de la Iglesia, queda excomulgado de forma automática.
Una pregunta que salta a nuestra mente es si los obispos tienen el poder para cambiar la doctrina de la Iglesia. La respuesta es NO. Ni siquiera puede hacerlo un Papa legítimo. Recientemente en una entrevista, el Cardenal G. Müller, exprefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (antes Santo Oficio) contestó a esa pregunta:
Hay dos errores [...] que solo los ignorantes teológicos pueden cometer: 1) el papa no tiene autoridad para cambiar la enseñanza de la Iglesia, que está afianzada en la revelación de Dios. Al hacerlo, se exaltaría como hombre por encima de Dios. 2) los apóstoles solo pueden enseñar y disponer lo que Jesús les mandó enseñar...
Esto es algo que la nueva iglesia vaticana no entiende o no quiere entender: el Magisterio de la Iglesia no puede cambiarse, ni puede aceptarse algo que no esté en congruencia con la enseñanza de Cristo y sus apóstoles.
El pretexto que ahora han tomado para proponer cambios en la doctrina son los sínodos (y esa es la justificación que propone el obispo de Terni). La idea es que si los cambios son propuestos por una mayoría de fieles, entonces pueden aceptarse. No es así. La verdad no puede estar sujeta a la mayoría democrática. Lo verdadero es verdadero en sí mismo, no depende de la opinión de los demás. Repetimos las sabias palabras de San Pío X: "Lo que está mal, está mal, aunque lo haga todo el mundo. Lo que está bien, está bien. Aunque no lo haga nadie"
[1] Denzinger, E. 1963. El Magisterio de la Iglesia. Barcelona, Herder. E.1859 y 1860. Se puede consultar en la Internet en: https://www.obrascatolicas.com/livros/Teologia/denzinger_1963_em_espanhol.pdf